Los científicos se comprometieron a producir una vaca para 2020, que emitiría significativamente menos metano y al mismo tiempo traería ahorros monetarios.
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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el 18% del metano producido por la humanidad está en vacas.
Científicos de universidades de Canadá, Suiza, Dinamarca, el Reino Unido y Australia tomaron la solución al problema. Junto con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y el Genoma de Canadá, una organización sin fines de lucro financiada por Canadá que busca usar tecnologías basadas en el genoma para mejorar la vida de los canadienses, crearon un proyecto llamado Efective Milk Genome, que se dedica por completo a la investigación genética y la cría de nuevas razas de vacas.
El objetivo del proyecto es reducir las emisiones de metano causadas por el ganado. El gas en el estómago del animal es producido por las bacterias metanogénicas en el proceso de asimilación del hidrógeno liberado durante la fermentación y el dióxido de carbono.
Los científicos decidieron trabajar de dos maneras: reducir la formación de metanógenos en el estómago del animal sin reducir la productividad y seleccionar vacas con un peso más bajo.
Se estima que la cría de tales vacas permitirá reducir las emisiones de metano a la atmósfera en un 11-26% y traerá beneficios anuales a la industria láctea de Canadá por un monto de 108 millones de dólares.
Como saben, el metano es más blanco que el gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono, su grado de impacto en el clima es 21-25 veces mayor que el grado de exposición al dióxido de carbono.